Sobre la base de una vivienda tradicional, heredada, de muros de cachotería, con estancias pequeñas y bajas y poca iluminación, se plantea una intervención que vacía parte del inmueble para generar patios y dobles alturas, para dar amplitud e iluminación, aire y luz, a los espacios; también se realizan aperturas en los muros no solo para abrir el interior a las vistas sobre el jardín y unir el interior con el exterior. Pero todo esto preservando aquellos elementos identitarios que recogen los valores de la arquitectura tradicional: la piedra y la madera; así como la memoria de lo que la cas fue y los valiosos recuerdos que atesora: así se conservan una lagareta, un horno, un pilón, unos azulejos, un zaguán, el taller, los motivos y los colores de las puertas de acceso
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