La Galería Gallega

La galería es, sin lugar a duda, uno de los elementos más característicos de la arquitectura gallega.

Dando un paseo por cualquier ciudad de Galicia nos encontraremos con numerosos y excelentes ejemplos de edificios con fachadas cubiertas de magníficas galerías de vidrio.

La galería es una caja de madera y vidrio que se adosa a la fachada, cubriendo todo su frente y generando un nuevo espacio, estrecho, alargado y luminoso, que vuela sobre la calle.

Pero ¿Cuáles son los orígenes de la galería? ¿Cuáles son los motivos de que se convirtiese en uno de los elementos más icónicos de nuestra arquitectura? ¿Por qué sigue siendo tan importante?

Como veremos a continuación, la galería nace como una respuesta eficaz a diversos factores de carácter climático y tecnológico, y su éxito y vigencia actual se explican por su rápido y profundo arraigo cultural y su capacidad de funcionar como una “calefacción natural” de la vivienda.

Galerías de la Marina de A Coruña en la actualidad – Archivo propio

El origen de la galería: una adaptación al clima gallego

La galería es un producto de las ciudades gallegas costeras del siglo XVIII. Inicialmente utilizada como cerramiento de balcones y solainas1, termina por convertirse en uno de los recursos más utilizados de la arquitectura popular gallega.

Las severas lluvias y los fuertes vientos propios de nuestro clima atlántico ponían constantemente a prueba las fachadas de las viviendas marineras, su estanqueidad al aire y al agua y el aislamiento térmico de sus muros. 

Frente a este desafío, las galerías suponían una nueva capa de protección de la vivienda ante los vientos y la lluvia, amortiguando las corrientes de aire, atajando las humedades, funcionando como aislamiento térmico e, incluso, captando el calor del sol. 

Pero, más allá de los factores climáticos ¿Qué factores propiciaron el nacimiento de la galería en la Galicia del SXVIII?

Galería típica Mariñeira (Llano 1981) y Corredor típico Mariñeiro (1981)

La Técnica de la galería: De los barcos a la tierra 

Podríamos situar el nacimiento de la galería en el Ferrol del S XVIII. Allí, en aquella época, los astilleros navales funcionaban a pleno rendimiento construyendo con madera los impresionantes navíos de línea de armada española. Estos magníficos buques presentaban en su parte trasera el “castillo de popa”, un cerramiento de vidrio que servía para dar luz a los camarotes de los oficiales. 

En aquella época el vidrio era un material exclusivo y costoso, pero, poco a poco, sus excedentes, junto con las técnicas propias de la carpintería de ribera, empezaron a aplicarse a la construcción de viviendas, cerrando la fachada de estas del mismo modo que se cerraba el castillo de popa de los barcos.

El desarrollo de las ciudades y de la industria del vidrio (producción de vidrio plano en la fábrica de vidrios La Coruñesa a partir de 1834), así como el progresivo declive en la producción de grandes buques de madera (traslado de la mano de obra desde el astillero) fueron apuntalando el desarrollo de la galería como elemento típico del golfo ártabro y del resto de Galicia a lo largo del siglo XIX y principios del XX.

Estructura principal de popa del navío San Juan de Nepomuceno de 70 cañones (J.F, Madrid 1992)

Elementos constructivos de una galería (J. F. Madrid 1992)

Detalle de galería en edificio de Betanzos (J. F. Madrid 1992)

La Galería gallega: Espacio propio

En su expansión a lo largo del territorio gallego, no solo se aprecian los beneficios climáticos de las galerías; sino que éstas adquieren valor espacial, formal y cultural. Pasan a ser espacios ambiguos entre la intimidad del interior de la vivienda y el carácter público de la calle, adquiriendo la capacidad de funcionar como un discreto velo entre ambos lugares o como miradores1.

Ligados a estos nuevos espacios, aparecen nuevos usos. Por su luminosidad e ideal funcionamiento térmico, las galerías pueden verse dedicadas a actividades de servicio como coser o tender la ropa, por ejemplo, pero es cuando se utilizan como prolongación de la zona de estar, donde adquieren su mayor valor arquitectónico, convirtiéndose en espacios deseados, en lugares apetecibles donde podemos contemplar el paisaje, descansar o leer un libro.

Además, la galería se convierte también en un significante social, un símbolo de poder adquisitivo que habla de la prosperidad de las familias que pueden permitirse añadir una galería en sus viviendas.

Galería en bloque de viviendas en Gondomar (Sota 1989)

Galeria en Betanzos (Sanz 2014)

Pionera Bioclimática 

Con el paso del tiempo, los elementos de la arquitectura popular han ido quedando relegados por la aparición de nuevos materiales, técnicas e instalaciones mecánicas. Sin embargo, la galería gallega se mantiene vigente gracias a sus propiedades como catalizador termodinámico. 

Cabe resaltar dos aspectos del comportamiento higrotérmico de las galerías: el “efecto invernadero” y la “doble piel”.

El efecto invernadero se produce gracias al cristal de la galería, que permite pasar la luz, pero retiene la radiación infrarroja, calentando así la estancia. Además, los grandes muros de granito funcionan como acumuladores, captando calor durante las horas de sol, para después ir liberándolo paulatinamente a la vivienda durante las frías noches. 

El concepto de doble piel consiste en la superposición de un cierre acristalado volado sobre el plano de fachada, que impide que el muro de cerramiento tenga contacto directo con el exterior, adquiriendo por lo tanto mayor capacidad de aislamiento térmico y acústico. De igual forma, se reducen las corrientes de aire provocadas por la falta de estanqueidad de las ventanas del muro y se atajan las humedades presentes en los muros de piedra.

Las aberturas practicadas en la galería se resuelven con ventanas de guillotina, que minimizan los herrajes metálicos para proteger la ventana de los efectos de la corrosión, al mismo tiempo no invaden el espacio con su apertura, permitiendo el máximo aprovechamiento del ancho de la galería. 

Funcionamiento climático de la galería (Sanz 2014)

Galería en la torre Bois le Pretre (El Croquis 2015)

Para Brota Arquitectura, la galería es un excelente ejemplo de los valores que debe ofrecer la arquitectura contemporánea: No solo viviendas energéticamente eficientes, que ofrezcan al usuario salud y bienestar, sino también, viviendas con identidad propia, que reflejan el carácter de quien las habita, como también el carácter del lugar al que pertenecen.

Bibliografía

  • El Croquis. Lacaton & Vassal 1993-2015. Madrid: El Croquis Editorial, 2015.
  • Llano, Pedro de. Arquitectura Popular en Galicia. Santiago de Compostela: Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia, 1981.
  • Madrid, Autora: Miriam Fuentes Sanz Tutor: Joaquín Fernández. «Estudio tipológico de las casas tradicionales de galerías en Betanzos.» Trabajo Fin de Máster. Máster Universitario en Rehabilitación Arquitectura. UDC, 2013-2014.
  • Madrid, Joaquín Fernández. La Galería en Galicia. A Coruña: UNIVERSIDADE DA CORUÑA Servicio de Publicacións, 1992.
  • Moreno, Antonio Garrido. « La galería gallega : una tipología tradicional en permanente evolución.» Anuario Brigantino Nº 21 , 1998.
  • Núñez, Teresa Couceiro. El espacio de transición entre el interior y el exterior en la vivienda: estudio a través de la relación interior-exterior. Tesis doctoral, Madrid: Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 2001.
  • Sanz, Miriam Fuentes. Estudio tipológico y patológico de las casas tradicionales de galerías en Betanzos. Máster Universitario en Rehabilitación Arquitectura. UDC, A Coruña: Universidade da Coruña. Departamento de Composicíón, 2014.
  • Sota, Alejandro de la. Alejandro de la Sota, Arquitecto. Madrid: Ediciones Pronaos S.A , 1989.
  • Suárez, Manuel Caamaño. Galicia, as construccións da arquitectura popular: patrimonio etnográfico de Galicia.Santiago de Compostela: Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Tecnicos, 2003.

1 Porche abierto, de cierta profundidad y cubierto por un amplio tejado, que, orientado al sur, recogía los rayos del sol y permitía secar algunos frutos como algún rato de descanso (J. F. Madrid 1992)