
Las evidencias científicas demuestran que los edificios influyen en el estado de salud de las personas que habitan o trabajan en ellos. La OMS asegura que pasamos, de media, un 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados, por lo que es importante integrar el bienestar y la salud en el diseño, construcción y gestión de los edificios.
Nuestra relación con el entorno es multidireccional, de tal forma que los edificios impactan en el ecosistema y los entornos urbanos condicionan la salud de los edificios y, éstos, las de las personas que habitan o trabajan en ellos. La OMS explica que el 24% de la carga de morbilidad y alrededor de 23% de las defunciones se pueden atribuir a factores ambientales. Esta cifra llega al 36% de las defunciones en menores de 14 años. No hay ninguna duda que el espacio en el que nos movemos es importante. Por eso hay que hacer hincapié en la construcción de edificios saludables, que contribuyan a la salud de las personas que viven en ellos, prestando atención a cada detalle en la construcción.
Así, hablamos desde el diseño de las instalaciones hasta puntos como la elección de los materiales. En Brota Arquitectura somos conscientes de la importancia de la arquitectura saludable y, por eso, tenemos en cuenta factores como la iluminación, la climatización, la accesibilidad o el aislamiento térmico y acústico a la hora de desarrollar nuestros proyectos.
Existe hasta una enfermedad, llamada Síndrome del Edificio Enfermo, que la OMS definió hace casi 40 años como el “una condición médica en la que las personas en un edificio sufren síntomas de enfermedad o se sienten mal sin motivo aparente”. Son síntomas como irritación o sequedad de ojos, congestión o picor nasal, sequedad o dolor de garganta, problemas cutáneos, dolor de cabeza, etc. Habitualmente aumentan en severidad si la persona continua pasando tiempo en el edificio y mejoran o desaparecen cuando se encuentra lejos.
Pero, ¿cuáles son los factores determinantes de la calidad del hábitat? Los describimos a continuación:
Confort higrotérmico
Cuando hablamos de confort higrotérmico hablamos de la relación entre el calor corporal y el medioambiental, es decir, la ausencia de malestar térmico. Aunque es subjetivo medir las condiciones en este sentido, ya que cada persona se adapta de manera diferente a las temperaturas, hay varios factores que pueden afectar a este bienestar, como los niveles de temperatura, la humedad, la velocidad del movimiento del aire, la temperatura radiante media, la tipología de actividades realizadas o incluso la vestimenta.
Como arquitectos es vital que sigamos una serie de estrategias en las diferentes fases de desarrollo y rehabilitación de edificios para acondicionarlos y lograr el ansiado confort higrotérmico.
Calidad del aire y salubridad
Cada persona respira unos 10.000 litros de aire al día, por lo que hay una relación importante entre salud y Calidad del Aire Interior (CAI). Esta puede verse afectada por diferentes gases, como el monóxido de carbono, el radón o los compuestos orgánicos volátiles, así como por material particulado o microbios contaminantes.
A la hora de rehabilitar un edificio para mejorar la calidad del aire, es posible instalar sistemas de ventilación, instalaciones puntuales de extracción o realizar mejoras de las envolventes térmicas, del nivel de aislamiento, de las carpinterías, de la hermeticidad o de los materiales interiores, entre otras.
Materiales
Durante el tiempo que pasamos en el interior de edificios estamos en contacto con productos constructivos, algunos de los cuales tienen propiedades y características que pueden alterar nuestro bienestar y perjudicar nuestra salud? Hay productos tóxicos, como el asbesto o el amianto, que si bien están prohibidos en la actualidad, hay edificios previos a la legislación en los que todavía están instalados. Además, hay otros que, pese a haberse legislado en algunos países por las evidencias científicas de su toxicidad, todavía no se ha hecho en España. Es el caso de los componentes orgánicos volátiles.
Por ello, es necesario hacer un diagnóstico antes de cualquier intervención que se realice en un edificio para, entre otras cosas, identificar los productos tóxicos, para proceder a su extracción y retirada del mismo, así como evaluar y eliminar los posibles focos de contaminación, sustituyendo los materiales necesarios. También se debe favorecer el uso de materiales de origen natural, preferiblemente de proximidad y con ecoetiquetas.

Acústica
La OMS declaró hace 50 años el ruido como contaminante ambiental y es una de las formas de contaminación más habituales en zonas urbanas. Además, hay estudios que relacionan la exposición al ruido con enfermedades como el riesgo cardiovascular, la hipertensión, enfermedades del corazón o trastornos del sueño. Por eso es importante contar con edificios acústicamente saludables (EAS), que se diseñen y construyan controlando sus condiciones acústicas de forma sostenible, garantizando además un aislamiento acústico óptimo que proteja a las personas frente al ruido.
En 2009 se aprobó el Documento Básico de Protección frente al ruido (DB-HR) del Código Técnico de Edificación (CTE) para proteger al usuario garantizando la habitabilidad con nuevas condiciones acústicas. Sin embargo, el 85% de las viviendas de España fueron construidas antes del DB-HR actuá, por lo que en proyectos de rehabilitación es necesario evaluar y caracterizar acústicamente los elementos constructivos existentes, diseñando soluciones que se complementen.
Iluminación
Una buena iluminación es imprescindible para nuestra visión y bienestar, sobre todo en espacios interiores. Y, para que sea correcta y asegurar la salud ocular, debe cumplir con cuatro parámetros principales, a saber, la iluminancia media mantenida, la uniformidad mínima de iluminancia, el factor de deslumbramiento y el rendimiento de color.
Para poder incluir una iluminación saludable en los edificios, es importante tener en cuenta cinco grandes áreas, para así integrarlas en un proyecto coherente. Hablamos del momento del día, la cantidad de luz, la direccionalidad de la luz, el color de la luz y la duración de la exposición a la luz.
Ergonomía, movilidad, accesibilidad
Es fundamental tener claro que es el diseño el que debe adaptarse a los requerimientos de sus usuarios y no al revés. En este sentido, cobra vital importancia la ergonomía, es decir, adaptar los entornos, espacios, actividades y objetos al uso que el ser humano haga de ellos, con el fin de optimizar sus capacidades en beneficio de su salud y su bienestar.
Un mal diseño, la falta de accesibilidad y la no consideración de la ergonomía pueden ocasionar obstáculos como escalones sueltos, ausencia de ascensor o resaltes en los pavimentos, entre otros, lo que puede producir consecuencias físicas y psicológicas. La realidad es que, según un estudio de la Fundación Mutua de Propietarios, en colaboración con la Cátedra UNESCO del Derecho a la Vivienda, solo el 0,6% de los edificios españoles cumplen con los requisitos de accesibilidad universal, un 63% no son accesibles desde la calle y un 22% carece de ascensor.
Por eso, es importante crear diseños enfocados a la accesibilidad universal, es decir, que puedan ser utilizables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible.

Calidad del agua
La calidad del agua está garantizada en las estaciones de tratamiento de agua potable (ETAP), pero el suministro en los edificios suele depender de una instalación de fontanería que no está gestionada por el proveedor, lo que lleva en ocasiones a efectos adversos para la salud por la presencia de instalaciones inadecuadas por su diseño deficiente, instalación incorrecta, alteraciones o mantenimiento inadecuado, en muchos casos debido a su antigüedad. Es por eso que es importante controlar la calidad del agua, sobre todo en el caso de viviendas rehabilitadas.
Para garantizar la inocuidad del agua de consumo que se distribuye en un edificio deben usarse técnicas de fontanería que eviten que entren elementos que supongan un peligro para la salud. Los materiales que se usen para fabricar los equipos de tratamiento de agua deben tener unas características concretas de resistencia mecánica, química, microbiológica; las tuberías deben ser impermeables y duraderas, con una superficie interior suave y sin obstrucciones; el material hay que escogerlo según las condiciones del agua de la zona, teniendo en cuenta el factor de corrosión; deben evitarse las conexiones cruzadas en la instalación; los sistemas de almacenamiento de agua deben estar intactos y no expuestos a la entrada de contaminantes. y las instalaciones de agua caliente y fría han de estar diseñadas para reducir al mínimo la proliferación de Legionella, entre otras. Por supuesto, las revisiones de mantenimiento también son vitales.
Electroclima
En los últimos años ha aumentado la exposición de las personas a los campos electromagnéticos (CEM), algo debido en parte a las condiciones del diseño arquitectónico, pues el planteamiento urbano y el diseño de instalaciones de electricidad y telecomunicaciones de un edificio pueden aumentar esta exposición.
El despliegue de redes eléctricas de alta, media y baja frecuencia y las comunicaciones inalámbricas que utilizan el espectro radioeléctrico se han expandido de forma exponencial, algo que hay que tener en cuenta en los desarrollos constructivos, especialmente en áreas de convivencia, este incremento. Sin embargo, los diseños de edificación no han variado bajo esa necesidad, y es algo que no se valora a la hora de tomar decisiones de diseño y constructivas ni existen procedimientos normativos para minimizar los posibles efectos sobre la población.
Aún así, hay recomendaciones que se deben tener en cuenta, como priorizar la existencia de una buena toma de tierra, hacer una evaluación ambiental de las condiciones electromagnéticas del entorno de un edificio para incorporarlas en el diseño y distribución de espacios, así como en la elección de materiales, o considerar las propiedades de comportamiento físico de los mismos para integrar en el diseño constructivo la minimización de los efectos del electroclima sobre la salud de las personas.